LOS MANDAMIENTOS
LOS DE TODA LA VIDA
1. AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS
2. NO TOMARÁS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO
3. SANTIFICARÁS LAS FIESTAS
4. HONRARÁS A TUS PADRES
5. NO MATARAS
6. NO COMETERÁS ADULTERIO
7. NO ROBARÁS
8. NO MENTIRÁS
9. NO CONSENTIRÁS PENSAMIENTOS NI DESEOS IMPOUROS
10. NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS
MIS DIEZ
MANDAMIENTOS_________________JL Martín Descalzo
1.
Amarás a Dios. Lo amarás sin retóricas, como a tu padre, como a tu amigo. No
tengas nunca una fe que no se traduzca en amor. Recuerda siempre que tu Dios no
es una entelequia, un abstracto, la conclusión de un silogismo, sino Alguien
que te ama y a quien tienes que amar. Sabe que un Dios a quien no se puede amar
no merece existir. Lo amarás como tú sabes: pobremente. Y te sentirás feliz de
tener un solo corazón y de amar con el mismo a Dios, a tus hermanos, a Mozart y
a tu gata. Y, al mismo tiempo que amas a Dios, huye de todos esos ídolos de
nuestro mundo, esos ídolos que nunca te amarán pero podrán dominarte: el poder,
el confort, el dinero, el sentimentalismo, la violencia.
2. No
usarás en vano las grandes palabras: Dios, Patria, Amor. Tocarás esas grandes
realidades de año en año y con respeto, como la campana gorda de una catedral.
No la uses jamás contra nadie, jamás para sacar jugo de ellas, jamás para tu
propia conveniencia. Piensa que utilizarlas como escudo para defenderte o como
jabalina para atacar es una de las formas más crueles de la blasfemia.
3.
Piensa siempre que el domingo está muy bien inventado, que tú no eres un animal
de carga creado para sudar y morir. Impón a ese maldito exceso de trabajo que
te acosa y te asedia algunas pausas de silencio para encontrarte con la
soledad, con la música, con la Naturaleza, con tu propia alma, con Dios en
definitiva. Ya sabes que en tu alma hay flores que sólo crecen con el trabajo.
Pero sabes también que hay otras que sólo viven en el ocio fecundo.
4.
Recuerda siempre que lo mejor de ti lo heredaste de tu padre y de tu madre. Y,
puesto que no tienes ya la dicha de poder demostrarles tu amor en este mundo,
déjales que sigan engendrándote a través del recuerdo. Tú sabes muy bien, que
todos tus esfuerzos personales jamás serán capaces de construir el amor y la
ternura que te regaló tu madre y la honradez y el amor al trabajo que te enseñó
tu padre.
5. No
olvides que naciste carnívoro y agresivo y que, por tanto, te es más fácil
matar que amar. Vive despierto para no hacer daño a nadie, ni a las personas,
ni animal, ni a cosa alguna. Sabes que se puede matar hasta con negar una
sonrisa y que tendrás que dedicarte apasionadamente a ayudar a los demás para
estar seguro de no haber matado a nadie.
6. No
aceptes nunca esa idea de que la vida es una película del Oeste en la que el
alma sería el bueno y el cuerpo el malo. Tu cuerpo es tan limpio como tu alma y
necesita tanta limpieza como ella. No temas, pues, a la amistad, ni tampoco al
amor: ríndeles culto precisamente porque les valoras. Pero no caigas nunca en
esa gran trampa de creer que el amor es recolectar placer para ti mismo, cuando
es transmitir alegría a los demás.
7. No
robarás a nadie su derecho a ser libre. Tampoco permitirás que nadie te robe a
ti la libertad y la alegría. Recuerda que te dieron el alma para repartirla y
que roba todo aquel que no la reparte, lo mismo que se estancan y se pudren los
ríos que no corren.
8.
Recuerda que, de todas tus armas, la más peligrosa es la lengua. Rinde culto a
la verdad, pero no olvides dos cosas: que jamás acabarás de econtrarla completa
y que en ningún caso debes imponerla a los demás.
9. No
desearás la mujer de tu prójimo, ni su casa, ni su coche, ni su vídeo, ni su
sueldo. No dejes nunca que tu corazón se convierta en un cementerio de
chatarra, en un cementerio de deseos estúpidos.
10. No
codiciarás los bienes ajenos ni tampoco los propios. Sólo de una cosa puedes
ser avaro: de tu tiempo, de llenar de vida los años poco o muchos que te fueran
concedidos. Recuerda que sólo quienes no desean nada lo poseen todo. Y sábete
que, ocurra lo que ocurra, nunca te faltarán los bienes fundamentales: al amor
de tu Padre, que está en los cielos, y la fraternidad de tus hermanos, que
están en la tierra. Tomado de "Razones para la esperanza", Ed.
Atenas.
MI DECÁLOGO DEL AMOR ADOLESCENTE
1.
No te enamores de quien no debes. Te llevarás un buen
“palo”.
2.
Si quieres ser amado, ama.
3.
Si tu amor no es correspondido, intenta olvidarlo: hay
más personas.
4.
No salgas con nadie simplemente porque esa persona esté
enamorada de ti, aunque tú no lo estés de ella.
5.
Cuando salgas con una persona, no cierres tu mundo sólo
a ella, tienes más amigos.
6.
Ante todo, busca
una comunicación abierta y sincera.
7.
Si llega el momento de romper la relación, sigue
considerándola como amiga o compañera.
8.
No debes jugar al amor, le harás mucho daño a la otra
persona.
9.
El amor lleva su tiempo: no aceleres ni frenes
demasiado.
10. En el amor hay que sacrificarse
(Iván , 14 años)
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